Contemplar desde lejos la explosión y posterior derrumbamiento de una estructura de mentiras resulta un espectáculo fascinante y desolador. Por otro lado, hay algo en la capacidad de engañar de ciertas personas que me sigue perturbando. Puedo comprender, y hasta compartir en algún caso -que Dios me perdone-, la fabulación. Pero el afán manipulador se trata de la línea roja que marca el límite donde comienza lo deplorable.
LUNES
Semana sin guardias, qué placer. La frase de Bergamín: "Lo que inventan los hombres para no trabajar son las artes buenas: las artes poéticas. La pereza es la salvaguardia y garantía de todas las cosas espirituales. Lo que inventan los hombres para trabajar son las malas artes: las artes y oficios del Diablo".
Ya tengo epitafio para cuando coja el petate y marche de Logroño.
JUEVES
Día de los enamorados. El arte de amar, de Fromm, combina reflexiones agudísimas con generalidades y deducciones que resultarían pacatas hasta para Juan Manuel de Prada. Aunque hay dos ideas que me llevaré del libro, desde luego. La primera, la propia concepción del amor como un arte, es decir, una disciplina cuyo ejercicio ha de aprenderse desde el ensayo, la práctica y el error. No nacemos sabiendo amar, por más que un cruce de miradas entre, pongamos, Hugh Grant y Julia Roberts nos convenza de la sencillez de lo indeliberado.
La segunda, más que una idea, consiste en la integración de su teoría del amor en mis elucubraciones previas. Fromm habla de un componente instintivo en el amor (correspondiente al ámbito sexual), un componente social (el estatus que te aporta una pareja concreta) y un componente individual y por tanto intransferible (determinado por los rasgos del carácter y nuestras carencias: la vulnerabilidad o el narcisismo conllevan una querencia por la protección o el halago, por ejemplo; también hay personalidades que buscan paliar en el amor una profunda necesidad de sentido). En mi vieja teoría de siempre, el atractivo entraría en el cajón del instinto, la afinidad se hallaría repartida entre el componente social y el individual, y la fascinación supondría el -ficticio, ay- alivio en la búsqueda de sentido vital.
Por si fuera poco, el amor al vulnerable como reflejo de la vulnerabilidad propia ya me sirvió en su momento para pegarle un palo a Nietzsche con su propia cachiporra argumental individualista, hábito por cierto bastante saludable. Fromm coincide, y cierro complacido el libro porque, al fin y al cabo, todos amamos que nos den la razón.
DOMINGO
Mi arrogancia para con Nietzsche desaparece al tener que pedirle prestada una frase de consuelo tras las dolorosísimas derrotas del Madrid de fútbol y baloncesto, con escasas horas de diferencia. No hay sentencia que resuma mejor el madridismo, afición libre de imprecaciones románticas: "No queríamos significar nada, representar nada, queríamos carecer de porvenir (…). Lo único que queríamos era no ser útiles para nada, cómodamente tendidos en el umbral del presente". Como consecuencia, no tenemos un relato balsámico pseudomoral que nos suavice los desastres en la dura hora del fracaso. Vivimos condenados a la perenne disyuntiva entre puerta grande o enfermería que, al menos, nos otorga una ilusión de juventud eterna.
LUNES
Guardia en Nájera sin G., lo que la convierte inevitablemente en menos interesante, aunque haya niños saltando por los balcones.
MARTES
Continúa la resaca de la encerrona de Risto a Arcadi el domingo. No tendrá cosas criticables Espada como para que el escrache le venga por una defensa del aborto terapéutico. Personalmente tengo mis dudas acerca de su entusiasmo eugenésico tantas veces manifestado, y desde luego mi posición a favor del aborto de los fetos Down tiene que ver con el coste moral, nunca con el económico. Pero claro, si enfrente están los que dicen que "ser ciego es simplemente una forma distinta de estar en el mundo", pues no hay color.
Capítulo aparte merece ese colaborador del programa de Risto, presunto defensor de la dignidad de los discapacitados, que hace chanza con la posibilidad de que Arcadi sea tan tonto que se cague encima. Paradójica prueba de que la supuesta preocupación por la discapacidad constituye una mera coartada. Por supuesto, falsa.
VIERNES
Conversación con I. acerca de la falta de certezas en la vida y de la cantidad de cosas que escapan a nuestro control. No estoy seguro de haberla confortado, más bien lo contrario. Pero no todo iba a ser imitaciones de Apu.
SÁBADO
Escucho con agrado la tertulia de la Cultureta sobre el libro póstumo de Oliver Sacks, El río de la conciencia. La tesis del neurólogo afirma que la memoria es mucho más mentirosa de lo que queremos admitir. Lo que recordamos no resulta fiable, pues mezclamos no sólo realidad y ficción, sino hasta recuerdos de otras personas (aquí hecho en falta una referencia a José Mota: "yo no estaba pero me acuerdo").
Una de las principales razones por las que escribo este dietario es para dejar testimonio cuando los hechos aún están frescos, limpios del polvo mnésico, para, posteriormente, poder analizarlos bien. Y, de paso (o más bien principalmente, a qué engañarnos), analizarme a mí y mi relación con ellos.
DOMINGO
Cuadragésimo primera guardia en Urgencias. El infierno como medida temporal y punto de referencia.